viernes, 19 de junio de 2009

El viejo padrón y el proyecto oficialista

En el oficialismo todavía no se asume la realidad del nuevo padrón biométrico, porque está demostrado que éste no sólo es contrario a sus intereses, sino demasiado complejo para su manipulación y mucho más difícil para hacer fraude, por lo personalizado del registro, cuya seguridad son las huellas dactilares; en consecuencia surge la necesidad de volver al viejo padrón para la elección de diciembre y efectivizar los objetivos de reproducción del poder y de una mayoría aplastante que les garantice consolidar su régimen totalitario.

Para ello se ha montado toda una estrategia orientada a impedir la elaboración del padrón biométrico. Fue Carlos Böhrt, aliado del Gobierno, quien en su condición de senador de la República comenzó cuestionando aspectos de orden metodológico como la delegación a entes privados con capacidad tecnológica para proveer el servicio; al unísono otro acólito del oficialismo, el presidente de la Corte Electoral de Oruro, en un franco desacato a la ley aprobada en el Congreso Nacional, resolvió no acatar la elaboración del nuevo padrón biométrico; posterior a ello, la propia Corte Nacional decidió que las cortes electorales departamentales serán las responsables de su construcción como si tuviesen la capacidad técnica y operativa para ello, para que finalmente el Gobierno logre su objetivo al exteriorizar su propósito mediante un proyecto de ley que no admite ninguna posibilidad de plazo extraordinario para la elaboración del nuevo padrón, determinando que la elección de diciembre debe realizarse con el viejo padrón.

Como se puede advertir, el tema de fondo es el viejo padrón, aquel instrumento de manipulación de la voluntad ciudadana, que es totalmente manipulable para la ejecución de infinidad de formas de fraude electoral. Aquel que es perfecto para que los muertos acudan a los comicios, los notarios electorales reemplacen las verdaderas actas de escrutinio por otras con resultados al 100 % a su favor, en el trayecto a las cortes; se utilice los carnets del proyecto de cedulación “Patria Grande” entregados en las oficinas del partido de Gobierno a personas que votan más de 10 veces en distintos recintos electorales. Es el mecanismo idóneo que permite inventarse impunemente notarías fantasmas cuyos votos cuentan en el resultado final y pesan en el porcentaje definitivo de la elección, que se usa para hacer un efectivo control del voto en el área rural bajo amenaza de justicia comunitaria. Es el que permitió inflar con nuevos votantes en zonas rurales donde es imposible el control de las autoridades electorales. En síntesis, es el instrumento perfecto para hacer creer a la gente que reiteradamente se obtiene resultados del 60, 70 % y construir mayorías amañadas que no expresan el sentimiento de la población.

Por eso, el viejo padrón es necesario para el Gobierno, porque sin él será imposible que el oficialismo logre los resultados alcanzados en este último tiempo, y en consecuencia seguirá logrando mayorías fraudulentas, nutriéndose de una tropa de parlamentarios sumisos y levantamanos, sin un mínimo de capacidad propia de cumplir sus funciones, y los bolivianos y bolivianas seguiremos viviendo con el Jesús en la boca y condenados a nuestra propia suerte.
http://www.la-razon.com/versiones/20090617_006761/nota_246_830079.htm

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