miércoles, 19 de noviembre de 2008

POR EL SI O POR EL NO?

El acuerdo político de la pasada semana ha concluido con un Proyecto de Constitución Política del Estado que será finalmente por la que votemos todos los bolivianos y bolivianas en el referéndum refrendatorio del 25 de Enero.

Después de la frustrante y anecdótica Asamblea Constituyente y su resultado envuelto de violencia y con un contenido altamente peligroso para la unidad del país, el texto actual si evidentemente no ha corregido todos los excesos e intenciones hegemónicas de ese producto, de forma real ha controlado los elementos más perversos del mismo, generando sin duda un resultado más equilibrado, incluyente y expresivo de los cambios que el país necesita.

Con el nuevo proyecto de Constitución, queda claro que nadie ha sido vencedor, ni vencido, todos los actores políticos así como sonríen por sus logros, también fruncen el seño por las cesiones de sus intenciones. Nadie se impone por cuanto se reafirman conceptos y principios universales de toda democracia, como la alternabilidad del poder, el respeto de los derechos humanos, la inclusión de todos los sectores sociales, el desafío de construir una justicia social para todos los bolivianos y la responsabilidad de transformar las instituciones del Estado en beneficio del país, en realidad estas características son las que permiten recuperar la confianza de la ciudadanía en el proyecto de Constitución y pensar con mayor certidumbre en el futuro.

Sin embargo, parece que el tiempo es demasiado corto para olvidar lo ocurrido en estos últimos tres años en Bolivia, acontecimientos frescos en la memoria ciudadana que esta impidiendo una reacción más positiva sobre el proyecto Constitucional, la incredulidad todavía es marcada en varios sectores de la población, particularmente en las áreas urbanas victimas de la violencia e intolerancia y fundamentalmente de la crisis económica, causas evidentes que justificadamente erosionaron la confianza en el futuro de Bolivia, es decir, estos sectores que están en proceso de comprensión de lo ocurrido, mantienen un cierto silencio sobre el tema, cuya posición no es externalizada en ningún sentido, por cierto entendible desde todo punto de vista.

Igualmente se advierte en el ambiente urbano, que no es suficiente y para nada convencible la alocución pública de los políticos de oposición o del oficialismo, o autoridad de Gobierno, mucho menos de los sectores protagonistas de la polarización del país sobre las virtudes del acuerdo y el alcance del contenido del nuevo proyecto, sino el análisis crítico y la manifestación espontánea de la población, considerando la existencia de una ventaja potencial para este propósito, como es el hecho que toda Ley como norma que regula la convivencia pacifica de las sociedades alcanza su valor supremo por su carácter escrito y no depende de las visiones u opiniones de actores políticos que normalmente expresan interpretaciones subjetivas de sus intereses e intenciones.

Considero que el principal desafío ciudadano es el conocimiento detallado del proyecto constitucional ignorando todo apasionamiento e influencia de uno u otro sentido, de modo que las conclusiones a las que se arribe impliquen un pronunciamiento racional y propio de la ciudadanía.

No hay comentarios: